Entrevista

Con motivo de la publicación de Vich, J. A. (2023) Sonetos del parto. Editorial Olé Libros.

Alberto Moyano, 14/11/23 en el Diario Vasco

Juan Alberto Vich Álvarez (Donostia, 1992) debuta en la poesía con ‘Sonetos del parto’ (Ed. Loto Azul), una exigente lectura en la que el autor recurre a un formato poco frecuente —el soneto—, para afrontar una crisis espiritual. Autor de la novela ‘La siega’ (2017) y del ensayo ‘Los problemas de tener un hijo suicida. Manual de educación’, el director de la revista Trépanos reconoce que «la muerte es una de mis grandes obsesiones» y que la escritura de ‘Sonetos del parto’ le ha proporcionado «una calma que no tenia al empezarlo».

Vich Álvarez explica que «quizás cada proyecto tenga su forma y en este caso era necesario que fuera la poesía. Me estreno como poeta de cara al público y el motivo es que sentía una llama en el pecho que debía ser sanada. Buscaba una reconciliación del alma consigo misma. Al final, este poemario es un canto a la vida y debía serlo mirando hacia dentro, a la manera de San Agustín, aunque casi no se estila ahora».

Un canto a la vida, señala también Rafael Narbona en su prólogo, pero con omnipresencia de la muerte. «Alguien me dijo que estaba hablando constantemente de la muerte. Es una de mis grandes obsesiones porque me paso el día pensando en ella. Puedo considerar que es motor de vida. Si no existiera, no habría razones, ni prisas por hacer las cosas. La muerte sirve para afrontar y hacer».

‘Sonetos del parto’, estructurado en cuatro epígrafes, «atiende a un conflicto que he podido tener yo con mi propia espiritualidad y mi fe, y que he vivido de una manera muy ‘unamuniana’: fe que no duda es fe muerta. Y he tenido la necesidad de reconciliarme con la parte espiritual, ‘hacer las paces con dios’, entendido al estilo platónico, porque en el poemario no apunto a ninguna religión». Estas cuatro partes que dan forma al libro se corresponden con «los cuatro nacimientos del artista. El primero, biológico; el segundo, el triunfo de la educación el tercero seria la obtención de la idea; y el cuarto, el nacimiento de la obra en sí. A su vez, estas partes responden a las vías de Perfección de la Mística definidas por San Juan».

El poeta ha apostado por recurrir al soneto «con ánimo de reivindicar el esfuerzo del que algunos se evaden mediante las comodidades del verso libre. Y con esto no digo que todo poeta que use el verso libre intente escaquearse del trabajo más complicado, pero a veces me da la sensación de que con dividir en versos algunas frases de prosa poética se valida el poema. No lo creo así: eso para mí no es poesía y quería recuperar la métrica, el ritmo y las formas del soneto», señala.

«El poema respira libre»

En cuanto a la posibilidad de que las estrictas reglas del soneto puedan restar espontaneidad a las composiciones, Vich defiende que «dentro de su corsé, el poema respira libre. Quería reivindicar el clásico. Mi poesía puede entenderse como trascendental —porque evita las contingencias— y también referencial, porque me remito constantemente a clásicos de la Ciencia, la Literatura, la Filosofía y del Arte. Por otro lado, es una poesía críptica, algo que tampoco se estila tanto hoy en día. No es una poesía de linea clara, como la de Luis Alberto de Cuenca y tantos otros —añade—. Utilizo el enigma y eso puede servir para invitar al lector a la reflexión».

Admite el autor de ‘Sonetos del parto’ que los lectores de poesía contemporánea «son unos pocos, pero enriquecen mucho su vida. Es posible que sean únicamente los propios poetas. Qué lastima porque la poesía es una linterna en la noche para explorar territorios que no conocemos y para decir lo indecible. Permite acceder a emociones y estados mentales que quizás tengamos reprimidos, y abrir puertas cerradas del alma». Y en un terreno más práctico, «es un ofrecimiento a la calma en medio de una vida superajetreada. Es el género literario más generoso de todos. Si dispones de diez minutos, quizás no puedas entrar en la narrativa, pero sí puedes leer un poema que crea un germen en ti y opera latente el resto del día».

En cualquier caso, la escritura de estos sonetos le han ayudado a superar una crisis a partir de que «entendí que las respuestas no debía enfocarlas desde la razón, sino desde el arte. He logrado una calma que no tenía al empezar a escribir el poemario», concluye el autor donostiarra.

Deja un comentario